Michel Sauval - Psicoanalista Jacques Lacan, Seminario "La angustia", Lectura y comentarios de Michel Sauval

Notas y comentarios
Sesión del 14 de noviembre de 1962

El apólogo de la mantis religiosa

En la página 14 de la edición Paidos Lacan retoma el apólogo de la mantis religiosa presentado en la sesión del 4 de abril de 1962

La mantis religiosa ya había sido mencionada en otras dos ocasiones previas: en el seminario 5 ("Las formaciones del inconsciente") y el 8 ("La transferencia"), en el contexto de referencias a la perversión animal (no casualmente, en ambos casos, se acompañan de referencias a otros animales que le han servido para ejemplificar la captura imaginaria, el petirrojo primero, y la paloma y el grillo peregrino en el segundo).
Estas son las referencias

1 - Seminario 5, "Las formaciones del inconsciente", sesión del 19 de marzo de 1958 (titulada en la edición Paidos "Las insignias del ideal")

En esa sesión Lacan se propone "introducir la cuestión de las identificaciones", para lo cual analiza el estatuto y función del Ideal del yo. La vía que sigue es la de casos en que "el resultado es fallido", en particular, el problema de la resolución femenina por la vía del llamado "complejo de masculinidad", analizando y discutiendo un par de artículos de Karen Horney y Helene Deutsch. La mayor parte de los desarrollos de esta sesión (la relación entre identificación y privación, "las insignias del padre", las relaciones entre identificación y falo, etc.) van de la mano de los casos y planteos de Karen Horney.
El párrafo donde hace referencia a la mantis religiosa aparece al final de la sesión, cuando llega a los casos de Helene Deutsch, quien se distingue por sostener que la satisfacción femenina podría realizarse "sin que para ello intervenga en absoluto, de una forma destacada, la satisfacción propiamente genital" (
1). "Para resumir la posición de la Sra Deutsch, en las relaciones interhumanas - no digo que el acto genital se presente de la misma forma en los petirrojos o en las mantis religiosas - en la especie humana el centro de gravedad de la posición femenina, su elemento principal de satisfacción, se encontraría más allá de la relación genital propiamente dicha" (2).
Esa satisfacción se realizaría en la relación maternal y en todas las etapas de la reproducción (gestación, amamantamiento, y el mantenimiento de la posición materna). En realidad, Lacan no se detiene mayormente en esa forma de satisfacción planteada por H. Deutsch. Lo que toma es la indicación, de H. Deutsch, que todo lo que pueda encontrar la mujer en la relación genital estaría vinculado con la dialéctica de la privación fálica, punto que a Lacan le resulta concordante con sus comentarios del artículo Karen Horney, en el sentido de encontrar allí argumentos para precisar la relación entre privación e identificación (privación implica un objeto que puede ser pedido, y la identificación implica una relación del sujeto con un objeto, constituido en su realidad de objeto, que se convierte en el Ideal del yo por sus insignias).
La mención de la mantis religiosa, entonces, aparece como una referencia al paso a casos de perversión animal, asociada a esta posición sostenida por H. Deutsch de que el "elemento principal de satisfacción" en la posición femenina "se encontraría mas allá de la relación genital propiamente dicha".

2 - Seminario 8, "La transferencia", sesión del 22 de marzo de 1961 (titulada en la edición Paidos "Oral, anal, genital")

La sesión comienza con la cuestión del valor erótico del objeto oral: "El eros que lo habita surge nachtraglich, por retroacción y no solo a posteriori. Y donde se ha excavado el lugar de este deseo es en la demanda oral. Si no hubiera la demanda, con el mas allá del amor que proyecta, no habría este lugar mas acá, de deseo, que se constituye en torno a un objeto privilegiado. La fase oral de la libido sexual exige este lugar excavado por la demanda" (3)

La mantis religiosa aparece en el contexto de las subsiguientes referencias a perversión animal, "por ejemplo, esas mociones instintuales devoradoras que encontramos en la naturaleza ligadas al ciclo sexual (las gatas comiéndose a sus pequeños), así como la gran figura fantasmática de la mantis religiosa, que asedia (hante) el anfiteatro analítico, está ahí presente como una imagen madre, como una matriz de la función atribuida a lo que tan osadamente, y quizás impropiamente, llaman la madre castradora" (4). La figura fantasmática de la mantis religiosa como "imagen madre", como "matriz de la función" de lo algunos llaman "madre castradora" (5).

El punto es que subjetivar la mantis religiosa implica suponerle un goce sexual, y para que la mantis sea un modelo de lo que se trata para nosotros, a saber, "nuestro canibalismo oral, nuestro erotismo primordial, es preciso que imaginemos aquí que este goce es correlativo a la decapitación del partenaire, que supuestamente ella conoce en cierto grado como tal" (6).

Esta imagen le sirve a Lacan para ilustrar "la transición del hambre al erotismo", en la medida en que dicha transición se hace por la vía de un momento de preferencia: "a ella le gusta algo, eso en especial" (7). El carácter ejemplificante de esta imagen comienza en el punto preciso en que esa devoración implica un discernimiento, una elección: "la mantis religiosa prefiere eso, la cabeza de su partenaire, a cualquier otra cosa. Que hay aquí una preferencia [absoluta]. Que es eso lo que le gusta" (8)

La fase oral queda entonces así definida: "no es sino al interior de la demanda que el Otro se constituye como reflejo del hambre del sujeto. El Otro entonces no es tan solo hambre, sino hambre articulada, hambre que demanda. Y de esta manera el sujeto está abierto a convertirse en objeto, pero, si puedo decirlo así, de un hambre que elige. La transición del hambre al erotismo se hace por la vía de lo que llamaba hace un momento una preferencia. A ella le gusta algo, eso en especial - con glotonería, por así decir" (9).

3 - Seminario 9, "La identificación"

En el seminario 9, "La identificación", en la sesión del 4 de abril de 1962, en cambio, la mantis religiosa ya no es convocada como ejemplo de perversión animal; ahora aparece incluida en un apólogo destinado a ilustrar la definición que da Lacan en ese momento de la angustia: "la angustia es la sensación del deseo del Otro" (10) (ver el resumen de desarrollos sobre la angustia en el seminario 9).
Este apólogo es presentado de la siguiente manera: "Supónganme en un recinto cerrado, solo con una mantis religiosa. Es la buena proporción para que yo tenga la estatura del respectivo macho. Además, estoy revestido con la piel de la talla de ese macho, que tiene 1.75 mts, aproximadamente la mía. Yo me miro al trasluz, miro mi imagen ridículamente así vestida, en el ojo facetado de la mantis religiosa" (subrayado mío) (
11).
Pero el apólogo no se completa ahí ya que a la pregunta de si eso ya es la angustia, Lacan responde que no: "¿Es eso la angustia? Solo está cerca".
"Se trata, hablando con propiedad, de la aprehensión pura del deseo del Otro, como tal, si justamente desconozco, ¿qué?, mis insignias; a saber, que yo estoy vestido con la piel del macho. No sé lo que soy como objeto para el Otro.
La angustia, se dice, es un afecto sin objeto, pero esa falta de objeto hay que saber dónde está, está de mi lado. El afecto de angustia está en efecto connotado por una falta de objeto, pero no por una falta de realidad. Si no me sé más objeto eventual de ese deseo del Otro, ese Otro que está frente a mí, su figura me es enteramente misteriosa, sobre todo en la medida en que esa forma que tengo delante mío no puede en efecto tampoco constituirse para mí en objeto, pero donde, no obstante, puedo sentir un modo de sensaciones que constituyen toda la sustancia de lo que se denomina angustia, de esa opresión indecible por la que llegamos a la dimensión misma del lugar del Otro en tanto ahí puede aparecer el deseo. Eso es la angustia" (
12). Lo que es angustiante es lo que, en alguna demanda, se oculta en "esa x impenetrable y angustiante por excelencia del ¿qué es lo que, en ese lugar, puede querer?" (13)
En otras palabras, para que el apólogo ilustre el punto de angustia, allí debo desconocer "lo que soy como objeto para el Otro". Esa es, justamente, la dimensión del "Che vuoi?", que abre el grafo del deseo, que sostiene la distancia entre los dos pisos del mismo.

Este "desconocimiento" es explicitado por Lacan en la sesión del 2 de mayo de 1962, cuando dice: "recuerden la imagen vacilante que intenté erigir ante ustedes de mi confrontación oscura con la mantis religiosa, y de esto: si en un comienzo hablé de la imagen que se reflejaba en su ojo, era para decir que la angustia comienza a partir de ese momento esencial en que esa imagen falta" (14) (subrayado mío)

4 - Variaciones entre lo que se ve y lo que se sabe

Este punto es, justamente, el retomado en nuestra sesión del 14 de noviembre de 1962 del seminario la angustia cuando apela nuevamente al apólogo con la mantis religiosa, pero asumiendo ya que la imagen falta: "Revistiendo yo mismo ante ustedes la máscara animal con que se cubre el brujo de la gruta llamada de los Tres Hermanos (15), me imaginé frente a otro animal, éste de verdad, que supuse gigante en aquella ocasión, una mantis religiosa. Como yo mismo no sabía qué máscara llevaba, pueden imaginarse fácilmente que tenía alguna razón para no estar tranquilo ante la posibilidad de que, debido a algún azar, aquella máscara fuese impropia, induciendo en mi parteniare algún error sobre mi identidad. La cosa quedaba acentuada por lo siguiente, que añadí, yo no veía mi propia imagen en el espejo enigmático del globo ocular del insecto" (subrayado mío) (16)

De abril a noviembre tenemos algunas variaciones en el apólogo:

En abril dice que, cuando "miro mi imagen" (es decir, la imagen aparece en el espejo que constituye el globo ocular de la mantis), ahí, solo estoy "cerca" de la angustia. Por tal razón, justamente, eso no es angustia. La angustia ("la aprehensión pura del deseo del Otro") es cuando "desconozco mis insignias", cuando "no sé lo que soy como objeto para el Otro". Entonces, el paso de estar "cerca" de la angustia a la angustia propiamente dicha, conlleva, en ese párrafo, un paso desde el registro de lo escópico ("miro mi imagen") al del saber ("desconozco mis insignias").
Pero ¿cómo se plantea ese "desconocimiento"?
En la sesión de abril, eso queda así, sin articulación entre el mirar y el saber.
En la sesión de mayo, en cambio, ese "desconocimiento" vuelve a formularse en el registro óptico: "la angustia comienza a partir de ese momento esencial en que esa imagen falta". Del saber volvemos a lo escópico: desconocer (no saber) es equivalente a que la imagen falta.

Pero, ¿cómo dar cuenta de esa falta de la imagen? ¿Miro y no veo?.
Si "se" qué máscara tengo, el problema queda encorcetado en si la imagen aparece o no en el espejo.
Por eso, en noviembre, el apólogo se modifica en ese punto: la falta de imagen ("yo no veía mi propia imagen"), ya anticipada en mayo, se articula con el desconocimiento, ahora inicial, respecto de la máscara que tengo puesta ("no sabía qué máscara llevaba") (
17). Ver o no ver mi imagen en el globo ocular ya no se reduce a verificar lo que ya sabría sobre mi máscara. Saber y ver se articulan por la vía del juego de imágenes en el espejo.

Tanto en la sesión de abril como en la de noviembre, el apólogo de la mantis religiosa busca ilustrar y combinar dos cuestiones:

Las oscilaciones sobre lo que se ve, o no, en el globo ocular de la mantis, anticipan algunos de los problemas que plantea el abordaje del objeto a por la vía de lo escópico ya que ese es el nivel en que dicho objeto está mas oculto, tal como Lacan lo plantea en la última sesión de este seminario (3 de julio de 1963), cuando retoma por última vez este apólogo. Veamos cómo y porqué.
Esa sesión comienza resumiendo algunos de los desarrollos previos: la situación traumática asociada a lo que Freud llama peligro está ligada "al carácter de cesión del momento constitutivo del objeto a", y la señal de angustia es situada "como anterior a la cesión del objeto" (
18).
En consecuencia, solo en el nivel escópico "se articula plenamente, adquiere forma ejemplar, se completa en su plenitud aquella forma específica mediante la cual el deseo humano es función del deseo del Otro". Por esa misma razón, la vinculación de la angustia con ese punto en que "no sé qué objeto a soy para el deseo del Otro (...) sólo vale en el nivel escópico" (subrayado mío) (
19)
En ese punto es donde vuelve a mencionar el apólogo de la mantis religiosa, en la medida en que el "deseo voraz" de la misma la constituye como un Otro que "sería radicalmente un Otro", "con la que no me vincula ningún factor común", a diferencia del "Otro humano" al que me vincula "la cualidad de ser su semejante", y en cuyo caso resulta que "el resto a, el del 'no sé que objeto soy' angustiante, es profundamente desconocido".
El nivel escópico es "aquel donde la estructura del deseo está más plenamente desarrollada en su alienación fundamental (...) donde le objeto a se encuentra más enmascarado y, por este hecho, el sujeto está más protegido en cuanto a la angustia" (
20)
El apólogo de la mantis religiosa ilustra una situación en que el Otro se vuelve radicalmente Otro. Su deseo voraz presentifica la radicalidad de esa alteridad. En las sesiones del año 1962, se abordará la fenomenología de estas situación de angustia por la vía de las perturbaciones de lo imaginario (ver
notas y comentarios) propias de los fenómenos de lo siniestro (ver notas y comentarios).

5 - Otras referencias

Para completar las referencias sobre la mantis en este seminario sobre la angustia, tenemos estas otras dos citas:

También hay una referencia más a la mantis religiosa en el seminario 9 sobre la identificación, en la última sesión, la del 27 de junio de 1962, que no es del propio Lacan, sino que aparece en el fragmento que este lee de la novela de Maurice Blanchot "Thomas el oscuro" (ver referencias sobre la angustia en el seminario 9)

Para terminar, un par de notas bibliográficas

Por un lado, la referencia de Lacan a "otra serie de Jornadas llamadas provinciales", en la página 13 de la edición Paidos, donde, él mismo ubica la presentación del apólogo ("para quienes no estaban allí, recordaré la fábula, el apólogo", página 14 de la edición Paidos).
Diana Estrin, en su índice "Lacan, día por día", dice que la única referencia que puede asociar a estas jornadas es la mención de E. Roudinesco, en su libro "Jacques Lacan. Esquisse d'une vie, histoire d'un système de pensée", a las “Jornadas provinciales de la SFP, intervención de Lacan grabada por Wladimir Granoff”, realizadas en octubre de 1961.
Al respecto, caben dos precisiones:

Por lo tanto, la indicación de Diana Estrin no parece correcta, y las jornadas a las que refiere Lacan en la página 13 de Paidos serían las de marzo de 1962.

6 - Imágenes

Finalmente, algunas imágenes de la mantis religiosa en diferentes expresiones artísticas

Notas

(1) Jacques Lacan, El seminario, Libro V, "Las formaciones del inconsciente", Editorial Paidos, página 306

(2) Idem, página 307

(3) Jacques Lacan, El seminario, Libro VIII, "La transferencia", Editorial Paidos, página 242

(4) Traducción propia del texto de la versión crítica de Stécriture, que dice "par exemple ces motions instinctuelles, dévoratrices que nous trouvons dans la nature liées au cycle sexuel (les chattes mangeant leurs petits); et aussi bien la grande figure fantasmatique de la mante religieuse qui hante l'amphithéatre analytique est là présente comme une image mère, comme une matrice de la fonction attribuée a ce qu'on appelle si hardiment, peut-être apres tout si improprement, la mère castratrice".
En la edición de Paidos, página 242, dice "por ejemplo, esas mociones devoradoras instintivas que encontramos en la naturaleza vinculadas al ciclo sexual. Es un hecho que las gatas se comen a sus pequeños, y si la gran figura fantasmática de la mantis religiosa se aparece en el anfiteatro analítico es ciertamente porque presenta como una imagen madre, una imagen matriz de la fundación atribuida a lo que tan osadamente, y quizás impropiamente llaman la madre castradora".
No sé porque han transformado "una matriz de la función" ("une matrice de la fonction") en "una imagen matriz de la fundación".

(5) Dos comentarios al margen.
En primer lugar, Lacan dice que también él, en su iniciación analítica, ha tomado apoyo en esa imagen, pero no encuentro ni conozco referencia previa a la del seminario 5 sobre las formaciones del inconsciente.
En segundo lugar, no hubo un número de "L'évolution Psychiatrique". Lo que si hay es un libro titulado "Psychiatrie anímale", redactado por Henry Ey y Henry Brion, publicado por Desclée de Brouwer, pero con posterioridad a esta sesión, en 1964

(6) Jacques Lacan, El seminario, Libro VIII, "La transferencia", Editorial Paidos, página 243

(7) Idem página 247

(8) Idem página 245.
Subrayé, entre corchetes, el término "absoluta". En la versión crítica de Stécriture dice "il y a là une préférence, malle, mavult" ("hay ahí una preferencia, malle, mavult"). "Malle" y "mavult" son términos en latín. El primero es el verbo preferir y el segundo es la conjugación del mismo: "ella prefiere". Hemos de suponer que el reemplazo de los mismos por el término "absoluta" responde, aquí también, al habitual estilo "pedagógico" del transcriptor de las ediciones oficiales.

(9) Traducción propia del texto de la versión crítica de Stécriture, que dice: "Ce n'est qu'a l'intérieur de la demande que l'Autre se constitue comme reflet de la faim du sujet. L'Autre donc n'est point seulement faim, mais faim articulée, faim qui demande. Et le sujet par là y est ouvert à devenir objet, mais, si je puis dire, d'une faim qui choisit. La transition est faite de la faim à l'érotisme par la voie de ce que j'appelais tout à l'heure une préférence. Elle aime queque chose, ça spécialement, d'une gourmandise si l'on peut dire..."
En la edición Paidos, en la página 247 dice "solo en el interior de la demanda del Otro se constituye como reflejo del hambre del sujeto. El Otro no es pues en absoluto hambre tan solo, sino hambre articulada, hambre que demanda. Y de esta manera el sujeto está abierto a convertirse en objeto, pero, si puedo decirlo así, de un hambre que él elige. La transición del hambre al erotismo se hace por la vía de lo que llamaba hace un momento una preferencia. A ella le gusta algo, eso en especial - con glotonería, por así decir".
Como puede apreciarse, dos diferencias diminutas pero substanciales: "del Otro" en lugar de "el Otro" ("que se constituye", ahí); y el agregado de "él" para definir "quien" elige en el hambre: ¿"un hambre que elige" o "un hambre que él elige"?

(10) Jacques Lacan, Seminario IX "La identificación", sesión del 4 de abril de 1962, edición fuera de comercio de la Asociación Freudiana Internacional, página 225, traducción propia.

(11) Idem. El texto en francés dice: "Supposez-moi dans une enceinte fermée, seul avec une mante religieuse de trois mètres de haut. C'est la bonne proportion pour que j'aie la taille dudit mâle. En plus, je suis revetû d'une dépouille à la taille dudit mâle qui a 1,75 m, à peu près la mienne. Je me mire, je mire mon image ainsi affublée dans l'oeil à facettes de ladite mante religieuse"
He subrayado los dos términos que nos exigen en la traducción:
- "dépouille" significa "despojo, la piel que pierden algunos animales, restos mortales"
- el verbo "mirer" significa "mirar a través, a trasluz"
- y el verbo "affubler" significa vestir ridículamente.

(12) Idem

(13) Idem, página 226

(14) Jacques Lacan, Seminario IX "La identificación", sesión del 2 de mayo de 1962, edición fuera de comercio de la Asociación Freudiana Internacional, página 225, traducción propia.

(15) Ver notas y comentarios

(16) Jacques Lacan, El Seminario, Libro X, La angustia, Editorial Paidos, página 14

(17) La máscara es necesaria para poder entrar al apólogo, pero no solo para introducirse en el mundo de los animales y así poder llegar a ser el macho de la mantis que podría ser decapitado por la hembra. Recordemos que el apólogo de la mantis presentifica el deseo del Otro, pero también el esquema óptico. Su globo ocular es el espejo por donde se realiza el juego de imágenes por medio del cual buscaré averiguar quien "soy". La máscara no es más que la imagen que creo ser en función del juego de imágenes en el espejo.

(18) Jacques Lacan, El Seminario, Libro X, La angustia, Editorial Paidos, página 351

(19) Idem, página 352

(20) Idem

(21) Idem, página 31

(22) Idem, página 260

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