Michel Sauval - Psicoanalista Jacques Lacan, Seminario "La angustia", Lectura y comentarios de Michel Sauval

Notas y comentarios
Sesión del 12 de junio de 1963

Los cinco pisos

En el último tramo de esta sesión, Lacan ordena los cinco pisos de la constitución del objeto a en la relación de S con A.

En el primer tiempo, tenemos a como resto de la división de A por S, con A barrado como cociente (1)

En el segundo tiempo tenemos la transformación de S en $

Primer piso
En el nivel de la relación con el objeto oral se trata, no de la necesidad del Otro sino de la necesidad en el Otro (besoin dans l'Autre), a nivel del Otro..
Es en función de la dependencia con el ser materno que se produce la función de la disyunción de ese sujeto con a, la mama, cuyo verdadero alcance radica en que "la mama forma parte del mundo interior del sujeto y no del cuerpo de la madre"
(1)

Segundo piso
En el segundo piso, del objeto anal, tenemos la demanda en el Otro, la demanda educativa por excelencia. El objeto anal solo se puede captar como siendo el resto en la demanda del Otro, que es lo que Lacan llama demanda en el Otro.

Tercer piso
La función del objeto a en tanto que está definido por una falta de objeto se manifiesta en esa relación efectivamente central que Lacan llama goce en el Otro.
La relación de ese goce en el Otro con toda introducción del instrumento faltante que designa - es una relación inversa, la base de la situación eficaz que llamamos angustia de castración

Cuarto piso
A nivel del piso escópico, el del fantasma, lo que tenemos a nivel de a es la potencia en el Otro, que es el espejismo del deseo humano.
Lo que para el sujeto es la forma dominante de toda posesión, la posesión contemplativa, es justamente un desconocimiento de lo que se trata: un espejismo de potencia.

Quinto piso
Y en el quinto piso, es donde debe emerger, bajo una forma pura, lo que está presente en todos los pisos, a saber, el deseo en el Otro.

Obsesivo

Lo ilustra el obsesivo, en tanto que, "como quiera que haga, cualquiera sea el refinamiento en que desemboquen al construirse sus fantasmas y sus prácticas, lo que el obsesivo capta de ellos es siempre el deseo en el Otro" (2).
Es en la medida del retorno de ese deseo en el Otro, en tanto que en él está esencialmente reprimido, que todo está comandado en la sintomatología del obsesivo, y especialmente los síntomas donde la dimensión de la causa es entrevista como angustiante.
Para cubrir el deseo del Otro, el obsesivo tiene un camino: el recurso a su demanda. Por refinadas, complicadas, lujuriosas o perversas que sean sus tentativas de pasaje respecto al deseo, siempre les es preciso hacerselas autorizar, es preciso que el Otro le demande eso.

Y en la medida en que el análisis sostiene una dimensión análoga, la de la demanda, algo subsiste, hasta un punto muy avanzado del mismo, de ese modo de escape del obsesivo.

Justamente, es en la medida en que el evitamiento del obsesivo es la cobertura del deseo en el Otro por la demanda en el Otro, es en esa medida que a, el objeto como causa, viene a situarse ahí donde la demanda domina, es decir, en el estadio anal, donde a es, no solamente el excremento sino el excremento en tanto que demandado.

En la próxima sesión Lacan promete abordar lo que podemos llamar la angustia anal.

Notas

(1) Jacques Lacan, El Seminario, Libro X, La angustia, Edición Paidós, página 313

(2) Traducción de la estenotipia.
Página 315 de la edición Paidós

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