Michel Sauval - Psicoanalista Jacques Lacan, Seminario "La angustia", Lectura y comentarios de Michel Sauval

Notas y comentarios
Sesión del 12 de diciembre de 1962

Abordajes experimentales de la angustia

La primera sección en que las ediciones Seuil y Paidos han dividido esta sección analiza algunos de los abordajes que podrían considerarse experimentales de la angustia. Los tres ejes que le servirán de guía o referencia, en lo que Lacan llama "la dimensión del Otro", son: la demanda del Otro, el goce del Otro, y el deseo del Otro.

El primer ejemplo es el experimento clásico de Pavlov. El mismo le da ocasión a Lacan para un comentario de lo que llama "una especie de perplejidad orgánica": "la idea de que en ciertos casos conseguimos un agotamiento de las posibilidades de respuesta, un desorden mas fundamental engendrado por su desviación (...) Se alcanza un punto en que la demanda que se hace a la función desemboca en un déficit que supera a la propia función, lo cual llega a afectar al aparato en forma tal que lo modifica más allá del registro de la respuesta funcional, para desembocar finalmente en las huellas duraderas que engendra, en el déficit lesional" (1) (subrayado mío). Lacan señala que esto es lo que en otras áreas culturales se ha calificado con el término stress, y algunos estudios psicoanalíticos consideran este párrafo como una guía para pensar los fenómenos psicosomáticos (2).

El punto fundamental es que "por primitivo que sea, con respecto al organismo de un sujeto hablante, el organismo animal interrogado (...) la dimensión del Otro está presente en la experiencia". Que esa dimensión del Otro cuente no es sinónimo de que el organismo sepa de ella. En efecto, "el selbst-bewusstsein, considerado constitutivo del sujeto cognoscente, es una ilusión, una fuente de error, puesto que la dimensión del sujeto supuesto transparente en su propio acto de conocimiento sólo empieza a partir de la entrada en juego de un objeto especificado que es el que trata de circunscribir el estadio del despejo, o sea, la imagen del cuerpo propio, en tanto que, frente a ella, el sujeto tiene el sentimiento jubiloso de estar ante un objeto que lo torna al sujeto transparente para sí mismo. La extensión a toda clase de conocimiento de esta ilusión de la consciencia está motivada por el hecho de que el objeto del conocimiento está construido, modelado, a imagen de la relación con la imagen especular" (subrayado mío) (3).

La constitución del objeto es correlativa de "un primer modo de abordaje: el reconocimiento de nuestra propia forma", pero ese reconocimiento "es en sí mismo limitado, porque deja escapar algo de aquel investimento primitivo de nuestro ser resultante del hecho de existir como cuerpo" (4). Subrayar que este residuo no imaginado del cuerpo "viene a manifestarse en el lugar previsto para la falta, y de tal forma que, al no ser especular, resulta imposible situarlo" parece una respuesta más razonable y controlable que las teorías psicologistas de los experimentadores.

El segundo ejemplo, entonces, son los experimentos de Kurt Goldstein (5), donde los dos términos, que interesan a Lacan, y aparecen estrechamente enlazados uno con otro, son: "la reacción catastrófica y, en el interior de su campo fenomenal, la localización de los fenómenos de angustia en cuanto tales" (6). Refiriendo a los textos de los análisis goldsteinianos, Lacan subraya que "para que la reacción de angustia se produzca, siempre se precisan dos condiciones, que están presentes en los casos evocados. La primera es que los hechos deficitarios sean lo bastante limitados como para el que el sujeto pueda circunscribirlos en la prueba a la que se halla sometido, y que, debido a este límite, la laguna aparezca en cuanto tal en el campo objetivo. Es este surgimiento de la falta bajo una forma positiva lo que es fuente de angustia". La segunda condición, que tampoco se debe omitir, es que "el sujeto tiene frente a él a Goldstein o a determinada persona de su laboratorio, que lo somete a una prueba, a un testo organizado. Así el campo de la falta se produce bajo el efecto de la demanda" (subrayados míos) (7).

Esta primera parte de la sesión se completa con otro de los tres ejes señalados al principio que conciernen a "la dimensión del Otro", la experiencia "más general" de la pesadilla y el libro de Jones (8). En la pesadilla, la angustia es vivida "como la angustia del goce del Otro". La fenomenología del íncubo es la de un "ser que te oprime el pecho con todo su peso opaco de goce extranjero, que te aplasta bajo su goce" (9). Pero un ser que pesa por su goce, "es también un ser que interroga", razón por la cual, la Esfinge del drama de Eipo es "una figura de pesadilla y al mismo tiempo una figura interrogadora" (10). Lo cual nos acerca a la dimensión de la demanda y del significante, que será objeto del desarrollo de la sección siguiente de esta sesión (ver notas y comentarios).

Notas

(1) Jacques Lacan, El Seminario, Libro X, La angustia, Editorial Paidos, página 70

(2) Ver el reportaje a Irma C. W. de Peusner en el número 7 de la revista Tatuajes

(3) Jacques Lacan, El Seminario, Libro X, La angustia, Editorial Paidos, página 71

(4) Idem, página 72

(5) Kurt Goldstein: (Kattowitz 1878 - Nueva York 1965) Psiquiatra y neuropsicólogo estadounidense de origen alemán. Fue director del departamento de neurología del hospital de Berlín y posteriormente, en 1935, se trasladó a EE UU. Influido por el gestaltismo, defendió la teoría de que el organismo funciona como un todo y la enfermedad lo modifica en su totalidad. Cada lesión cerebral provoca un trastorno determinado y es la reacción general del organismo la que permite comprender el síntoma. Entre las numerosas obras que escribió destaca La estructura del organismo (1934) donde figura un capítulo titulado "El fenómeno de la angustia". Este capítulo ha sido publicado en "Estudios de Psicosomática 3", Vera Gorali compiladora, Editorial Atuel.

(6) Jacques Lacan, El Seminario, Libro X, La angustia, Editorial Paidos, página 72

(7) Idem, página 72/3

(8) Ernest Jones, "La pesadilla", Hormé, Bs. As, 1967. On Nightmare, Hoghart, Londres. La primera edición es de 1931, (disponible aquí), pero ya en 1910 había publicado un artículo bastante extenso sobre el mismo tema

(9) Existe un cuadro de Johann Heinrich Füssli, titulado "Pesadilla", al que Jones se refiere, y que representa un íncubo. Ver aquí

(10) Jacques Lacan, El Seminario, Libro X, La angustia, Editorial Paidos, página 73

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