Deseo del analista

Duelo y deseo del analista (x)

Contratransferencia y duelo del analista
(La sesión del 8 de marzo de 1961)

Para tratar de precisar algunas cuestiones relativas al deseo del analista, quizás convenga recordar que es con esta noción que Lacan responde a los planteos que hacían los postfreudianos respecto de la contratransferencia.

La discusión se plantea, en este seminario sobre la transferencia, en la sesión del 8 de marzo de 1961.

Lacan comenta y critica un artículo de Money-Kyrle: "Normal counter-transference and some deviations", publicado en el volumen XXXVII, de julio-octubre de 1956, páginas 360/6, del International Journal of Psychoanalysis (un número que reúne varios de los trabajos presentados en el 19 Congreso Psicoanalítico Internacional, reunido en Génova, entre el 24 y 28 de julio del año anterior, bajo el título de "Discussion of Problems of Transference". El trabajo de Money-Kyrle también había sido presentado en dicho Congreso), del que dice: "Doy crédito al autor, y a toda la escuela que representa - apunta a algo que tiene efectivamente lugar en la topología" 42 (ver la nota a pie de página con texto original en francés y mi propia traducción)

Repasemos entonces el texto de Money-Kyrle, y en particular el caso clínico que nos ofrece.

3.1 – El obstáculo a la "comprensión"

Para Money-Kyrle una cura analítica se desarrolla bien cuando "hay una rápida oscilación entre introyección y proyección. Mientras el paciente habla, el analista se identificará introyectivamente con él y habiéndolo comprendido, dentro de S, lo reproyectará interpretando" 43 (subrayado mío)

¿Donde se encontraría, según Money-Kyrle, la posibilidad del obstáculo?
"Su comprensión falla siempre que el paciente aporte un material muy próximo a situaciones que el analista aún no haya aprendido a comprender", pues, sea lo que sea que haya quedado sin comprender, "este hecho crea una nueva situación, la cual es sentida como una tensión tanto de parte del analista como por el paciente".

Veamos entonces lo que está en juego con esa "comprensión" y sus eventuales fallas.

¿Qué significa comprender para Money-Kyrle? ¿En qué consiste el proceso de comprensión?.

La introyección es la identificación al paciente. La reproyección, en cambio, es una fase en que "el paciente es el representante de las primitivas partes inmaduras o enfermas de él [del analista], incluyendo sus objetos dañados, los cuales, al ser ahora comprendidos, son tratados por la interpretación en el mundo externo".

En otros términos, la interpretación será correcta en la medida en que el paciente, a su vez, pueda "comprender" . Pero esa comprensión del paciente requiere de la comprensión previa, por parte del analista, de sus propios conflictos (los del analista) con sus propios objetos dañados, luego de la identificación introyectiva del paciente. Y esta "comprensión" del analista podría fallar cada vez que el paciente aporte material muy próximo a situaciones que el analista aún no hubiese "aprendido a comprender", es decir, cada vez que la situación analítica pusiese en juego agujeros o fallas en el propio análisis del analista.

Ese es el punto importante en este texto, en lo que tiene que ver con el tema del deseo del analista.

Veamos cómo se juega esto en el caso presentado por Money-Kyrle

Se trata de un paciente que viene a sesión "con una intensa ansiedad porque no había podido trabajar en su oficina", con una sensación de vaguedad. Money-Kyrle recuerda una situación previa en que este paciente se había sentido despersonalizado durante un fin de semana durante el cual soñó haber dejado su radar en una tienda sin poder recuperarlo hasta el lunes, por lo que interpreta la ansiedad del paciente como una fantasía de haberle dejado al analista partes de su "self bueno".

Pero el paciente rechaza la interpretación, y al final de la sesión ya no está despersonalizado sino furioso. En cambio era el analista quien ahora se sentía inútil.

A la sesión siguiente Money-Kyrle le comunica al paciente que había sentido que él lo había reducido a un estado de inutilidad y vaguedad similar al qué experimentaba en la sesión anterior.

Esta vez el paciente se queda tranquilo y pensativo.

La explicación que da Money-Kyrle es la siguiente: "Comencé a identificarme introyectivamente con él (...) No pude reconocer en seguida que eso tenía que ver con algo que ya había entendido en mí mismo. Por eso se hizo lento el proceso que me permitiera expresarme y aliviarlo (...) Antes que la parte jugada por mi paciente pudiera ser interpretada, fue necesario un silencioso autoanálisis que me permitiera realizar la discriminación entre dos aspectos que parecían similares: mi propio sentimiento de incompetencia, que me llevó a perder el hilo de los acontecimientos, y el desprecio de mi paciente por su "self" impotente, que lo sentía en mí. Cuando me hice esta interpretación pude realizar la otra mitad, es decir, al interpretar logré restablecer la situación analítica normal" (subrayado mío).

Para Money-Kyrle, entonces, la "incomprensión" remite a un problema en el análisis del analista: señala que "fue necesario un silencioso autoanálisis" 44 para poder discriminar sus problemas de los problemas del paciente, y que fue a partir de una interpretación para si mismo que pudo resolver la otra mitad de la tarea y "restablecer la situación analítica normal".

El planteo de Money-Kyrle remite, en realidad, a la concepción kleiniana de que la relación entre paciente y analista es una relación de inconsciente a inconsciente.

3.2 – La comunicación de inconsciente a inconsciente

Este fue también un planteo freudiano.

En un artículo de 1922, para una enciclopedia, titulado "Psicoanálisis", Freud dice:

"La experiencia mostró pronto que la conducta más adecuada para el médico que debía realizar el análisis era que él mismo se entregase, con una atención parejamente flotante, a su propia actividad mental inconsciente, evitase en lo posible la reflexión y la formación de expectativas conscientes, y no pretendiese fijar particularmente en su memoria nada de lo escuchado; así capturaría lo inconsciente del paciente con su propio inconsciente" 45 (subrayado mío)

En sus "Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico" (1912), Freud decía también:

"El médico debe ponerse en estado de valorizar para los fines de la interpretación, del discernimiento de lo inconsciente escondido, todo cuanto se le comunique, sin sustituir por una censura propia la selección que el enfermo resignó; dicho en una fórmula: debe volver hacia el inconsciente emisor del enfermo su propio inconsciente como órgano receptor, acomodarse al analizado como el auricular del teléfono se acomoda al micrófono. De la misma manera en que el receptor vuelve a mudar en ondas sonoras las oscilaciones eléctricas de la línea incitadas por ondas sonoras, lo inconsciente del médico se habilita para restablecer, desde los retoños a él comunicados de lo inconsciente, esto inconsciente mismo que ha determinado las ocurrencias del enfermo.
Ahora bien, si el médico ha de estar en condiciones de
servirse así de su inconsciente como instrumento del análisis, él mismo tiene que llenar en vasta medida una condición psicológica. No puede tolerar resistencias ningunas que aparten de su conciencia lo que su inconsciente ha discernido; de lo contrario, introduciría en el análisis un nuevo tipo de selección y desfiguración mucho más dañinas que las provocadas por una tensión de su atención consciente. Para ello no basta que sea un hombre más o menos normal; es lícito exigirle, más bien, que se haya sometido a una purificación psicoanalítica, y tomado noticia de sus propios complejos que pudieran perturbarlo para aprehender lo que el analizado le ofrece. No se puede dudar razonablemente del efecto descalificador de tales fallas propias; es que cualquier represión no solucionada en el médico corresponde, según una certera expresión de W. Stekel [1911.a, pág. 532], a un «punto ciego» en su percepción analítica"
46 (subrayado mío)

Esta "comunicación de inconsciente a inconsciente" ya había sido incluso sugerida en una carta a Fliess del 15 de octubre de 1897 (carta 71), donde, hablando de Shakespeare y Hamlet, Freud dice:

"Se me ha ocurrido fugazmente que esto mismo podría ser el fundamento de Hamlet. No me refiero a las intenciones conscientes de Shakespeare, sino que prefiero suponer que fue un suceso real el que lo impulsó a la presentación de su tema, merced a que su propio inconsciente comprendía el inconsciente de su protagonista. ¿Cómo explicaría el histérico Hamlet su frase: «Así la conciencia nos hace a todos cobardes»?" 47 (subrayado mío)

La noción de comunicación de inconsciente a inconsciente fue retomada luego por los kleinianos como modelo de la comunicación analítica, en oposición a la comunicación de yo a yo que planteaba la escuela norteamericana.

Ahora bien, el problema es como piensan el inconsciente los kleinianos.

En efecto, todo es allí una cuestión de relaciones con objetos "buenos" y "malos" .

Por eso Money-Kyrle plantea el proceso de comunicación entre el paciente y el analista en los siguientes términos: "El analista incorpora el estado mental de su paciente, a través de las palabras que oye y de las actitudes que observa, y los reconoce como modos de expresión de su propio mundo inconsciente de fantasías, reproyectándolas en el momento en que formula interpretación" (subrayado mío)

Mas adelante señala que "lo que asegura la progresión del proceso analítico está precisamente basado en el hecho que con cada incorporación de las emociones del paciente va pudiendo dar expresión a sus propias fantasías inconscientes" (subrayado mío).

Está claro que la equivalencia de afectos o estados mentales entre analista y analizante da cuenta de un funcionamiento imaginario. Y por eso Lacan puede decir que eso opera al nivel de i(a).

Pero antes de despachar tan fácilmente las cosas, sugiero que nos demos una vuelta por un par de párrafos de Melanie Klein para recordar como entienden los kleinianos estas fantasías inconscientes y las relaciones con sus objetos. En particular porque, como veremos, ello nos volverá a llevar a los terrenos del duelo.

3.3 – Interpretación y duelo

Según Melanie Klein, "El dolor y la preocupación por la pérdida temida de los "objetos buenos", es decir, la posición depresiva, es, según mi experiencia, la fuente mas profunda de los conflictos dolorosos en la situación edípica, así como las relaciones del niño con su medio ambiente general" 48.

Por un lado, tenemos que el mundo inconsciente del niño se constituye a partir de un proceso de internalización de los diferentes objetos del mundo ("se hacen "dobles" de las situaciones reales") y habrá una constante interacción entre las ansiedades relacionadas con los objetos externos y las relacionadas con los objetos internos. Por otro lado, tenemos que la relación del niño (sujeto?) con esos objetos es de agresividad o amor: "Mi experiencia me ha llevado a creer que, en el principio de la vida, la libido está combinada con agresividad y que el desarrollo de la libido en cualquier estadio está afectado vitalmente por la ansiedad proveniente de esta agresividad" 49.

Por lo tanto, cualquier perturbación en la relación con los objetos externos vuelve a poner en juego toda la relación con los objetos internos. Así, por ejemplo, en una situación de duelo, "si bien es verdad que el hecho característico del duelo normal es que el sujeto instala dentro de si el objeto amado perdido, no hace esto por primera vez, sino que, a través de la labor de duelo reinstala el objeto perdido tanto como los objetos internos amados que sintió que había perdido. De este modo recupera lo que había logrado ya en la infancia (...)En su fantasía, este mundo interno, que construyó desde los primeros días de su vida en adelante, fue destruido cuando se produjo la pérdida actual. La reconstrucción del mundo interno da la pauta del éxito de la labor de duelo" 50 (negritas mías, subrayados de MK).

Siguiendo los pasos de esa lógica, donde cualquier problema en el mundo "externo", se repercute en el mundo "interno", Money-Kyrle entiende que lo que puede generar problemas en la cura analítica, e incluso conducir al fracaso, sería "algo todavía temido, por no haber sido completamente comprendido, dentro del analista, a lo cual el paciente se ha acercado demasiado".

En esos casos lo que ocurre es que el analista hace "mas lentamente lo que en otras ocasiones puede hacer en seguida; concienciar sus propias fantasías, reconocer sus causas, separar las del paciente de las propias, y así, objetivarlo de nuevo".

Lo que me parece interesante subrayar es que esta pérdida de los objetos incestuosos, producida en el "origen", se asocia, en Melanie Klein, al hecho de que "los estadios tempranos del complejo de Edipo están dominados por el sadismo", con lo cual volvemos reencontrar esa articulación planteada por Lacan, en el final de la sesión del 28 de junio de 1961, entre la interrogación sádica del objeto y el duelo "alrededor de lo cual está centrado el deseo del analista" .

Por lo tanto, me parece que hay dos cuestiones que debemos diferenciar respecto del término "comprensión".

3.4 – Las "correcciones" de Lacan

Veamos que lectura hace Lacan del artículo de Money-Kyrle

Lacan ubica lo que para Money-Kyrle sería el funcionamiento "normal" del dispositivo analítico (es decir, la situación de "contratransferencia normal"), en el registro imaginario de su tríptico RSI.

"La contratransferencia normal se produce en el ritmo del ida y vuelta entre introyección por el analista del discurso del analizado, y la proyección sobre el analizado de lo que se produce como efecto imaginario de respuesta a esta introyección" 51.

Lo que se produce en el analista, cuando la demanda es introyectada, y el analista comprende, lo que se produce se encuentra al nivel del i(a), y se encuentra dominado.

Pero el planteo de Lacan, justamente, es que el nivel de la acción analítica no debe ubicarse en el eje imaginario.

Siguiendo el esquema de la partida de bridge, Lacan ordena las posiciones de la siguiente manera 52.

  A - i(a2)  
i(a)   S - A
  $  

El analista [S-A] tiene en frente a su propio pequeño a [i(a)], el cual debe intervenir como muerto. Y el paciente, en tanto aquél que habla, se encuentra en $. Su partenaire será su propio pequeño a (que en el esquema denominamos i(a2) ). Pero ahí mismo deberá encontrar la verdad de ese Otro (A) que le ofrece el analista.

"La paradoja de la partida de bridge es esa abnegación que hace que, contrariamente a lo que ocurre en una partida de bridge normal, el analista debe ayudar al sujeto a encontrar lo que hay en el juego de su partenaire. Y para llevar adelante ese juego de quien pierde gana al bridge, el analista, él, en principio, no debe complicarse la vida con un partenaire. Es por esta razón que hemos dicho que el i(a) del analista debe comportarse como un muerto. Esto quiere decir que el analista debe siempre saber lo que hay en los datos" 53.

Se comprende entonces porque Lacan no acuerda con la explicación que da Money-Kyrle para la situación de impasse en el caso clínico presentado en su artículo. Lo que para Money Kyrle se explica como un punto de "incomprensión" que detiene el proceso analítico "normal", para Lacan debe entenderse como un impasse donde el paciente demuestra no estar satisfecho con la respuesta que el analista le ha dado a su demanda.

Aquí se abren dos cuestiones importantes en lo que hace a la posición del analista y sus intervenciones.

Por un lado, esa situación que describe Money-Kyrle, en el sentido de que, cuando "no comprende", "el analista deviene efectivamente el paciente de ese objeto malo proyectado en él por su partenaire", "siente en él mismo esas proyecciones como un objeto extraño" 54. La explicación de Money-Kyrle es que esto se produce cuando algo del paciente toca muy de cerca al analista, es decir, pone en juego cuestiones propias del analista que, por una razón u otra, han sido insuficientemente "comprendidas" por él mismo. Y esa situación es la que lo inhabilita para responder adecuadamente. La explicación de Lacan es que esto, al menos en parte, es la consecuencia lógica del error de ubicar el eje del proceso analítico al nivel imaginario, y de suponer que la función del analista sería la de responder a la demanda del paciente.
En ese sentido podría decirse que dicho error no resultaría forzosamente de una insuficiencia del análisis del analista, sino (incluso mas bien) de una deficiente concepción de la cura analítica. Para Lacan, ese momento daría cuenta de la cuestión estructural de que el deseo implica un mas allá de la demanda. Retomando el planteo en términos muy similares a los de "La significación del falo", Lacan señala: "Todo lo que, en el sujeto que habla, es tendencia natural, debe ubicarse en un mas allá y un mas acá de la demanda. En un mas allá que es la demanda de amor. En un mas acá que es lo que llamamos el deseo, con lo que lo caracteriza como condición, y que llamamos su condición absoluta, en la especificidad del objeto que concierne, pequeño a, objeto parcial"
55.

Por el otro lado, la solución propuesta por Money-Kyrle al impasse, y que consiste en confesarle al paciente lo que ha ocurrido (estrategia que, Lacan recuerda, ya era aplicada por Ferenczi). Para Lacan, "aunque hubiese alguna legitimidad en esta forma de proceder, no serán sino nuestras categorías las que permitirán comprenderlo".

Esta situación remitiría a "el lugar de a, el objeto parcial, el agalma, en la relación de deseo, en tanto que ella misma es determinada en el interior de una relación más amplia, la de la exigencia de amor. No es sino en esta topología que podemos comprender esa manera de proceder (...)
Por el solo hecho que hay transferencia, estamos implicados en la posición de ser el que contiene el agalma, el objeto fundamental del que se trata en el análisis del sujeto, como ligado, condicionado por esa relación de vacilación del sujeto que caracterizamos como constituyendo el fantasma fundamental, como instaurando el lugar donde el sujeto puede fijarse como deseo"
56 (subrayado mío)

Por lo tanto, según Lacan, los fenómenos de contratransferencia son efectos legítimos de la transferencia. No haría falta diferenciarlos como contratransferencia, y el analista no debería orientarse, en cuanto a su posición, por lo que "comprenda", o no. "Es solamente en tanto, ciertamente, que sabe lo que es el deseo, pero que no sabe lo que ese sujeto, con el que se ha embarcado en la aventura analítica, desea, que está en posición de tener en él, de ese deseo, el objeto" 57 (subrayado mío)

Discriminé estos dos puntos para que se destaquen las funciones del saber y el deseo en lo tocante a la posición del analista.

Para Money-Kyrle, el saber y el deseo del analista se juegan en el punto en que, entre la situación a partir de la cual se genera la "incomprensión", y la salida por la vía de la confesión al paciente del problema que se ha presentado, el analista debe volver a pasar por su análisis y por el "saber" (para el caso, por la "comprensión") que ha extraído del mismo (recordemos lo que decía Money-Kyrle: "fue necesario un silencioso autoanálisis")

Para Lacan, tenemos el planteo que hiciera a comienzos del año 61 (en la sesión del 11 de enero): "Si la castración es lo que debe ser aceptado al final del análisis, ¿cual debe ser el rol de la cicatriz de la castración en el eros del analista?" 58. ¿A que debe poder renunciar, el analista, o qué debe estar dispuesto a sacrificar, para que su lugar pueda ser esa vacante ofrecida "al deseo del paciente para que se realice como deseo del Otro"? 59

Notas

(x) Publicado en el número 14 de la revista Acheronta (diciembre 2001)

(42) Jacques Lacan, El Seminario, La transferencia, Ed. Paidos, Buenos Aires 2003 (traducción de Enric Berenguer), página 224
(ver notas al pie
xx y número 13).
Jacques Lacan, Le Séminaire, Tome VIII, Le transfert, Edition Seuil, mars 1991, página 231 (sesión del 8 de marzo de 1961) : "Je fais le crédit a l'auteur, et a toute l'école qu'il représente, de viser queque chose qui a effectivement place dnas la topologie. Mais il faut l'articuler, le situer une bonne fois, et l'expliquer autrement"
"Hago crédito al autor, y a toda la escuela que representa, de marcar (viser) algo que tiene efectivamente lugar en la topología. Pero hay que articularlo, situarlo, de una buena vez, y explicarlo de otro modo" (traducción mía)

(43) Esta, y las subsiguientes referencias, al trabajo de Money Kyrle corresponden a "Normal counter-transference and some devations", publicado en el volumen XXXVII, de julio-octubre de 1956, páginas 360/6, del International Journal of Psychoanalysis, traducido y publicado en la Revista Uruguaya de Psicoanálisis (en un número que desconozco porque solo tengo la fotocopia del artículo), como "Contratransferencia normal y algunas de sus desviaciones". El número entre paréntesis, al final de cada cita, es la página de ese número de la revista uruguaya.

(44) En ámbitos lacanianos, la palabra autoanálisis es una " mala palabra".
Sin embargo, es un término que forma parte, no solo del vocabulario postfreudiano, sino de la batería conceptual postfreudiana e incluso freudiana. No olvidemos que gran parte de "la interpretación de los sueños" se funda en el "autoanálisis" que hace Freud de sus sueños (interpretaciones posteriores han señalado que, en realidad, Freud estaba en transferencia con Fliess, y que es sobre la base de esa transferencia que se produce el análisis de los sueños)
La crítica habitual al autoanálisis señala el contrasentido que implica suponer una posible reunión de ambas partes del sujeto. Sin embargo, para aquellos lacanianos que pudieran mirar esto con cierto aire de suficiencia, les sugeriría la lectura de algunos testimonios de analistas que habrían pasado por la experiencia del "fin de análisis" y que nos cuentan su análisis, para verificar ese mismo absurdo de un sujeto que pretende hablar de sí mismo.
Una de las publicaciones que ha recogido este tipo de testimonios no dudó en titular, en su tapa, "Testimonios de fin de análisis conmueven Buenos Aires", en un estilo más propio de un cartel Crónica TV que de una revista de psicoanálisis
Si se me permite un poco de sarcasmo, podría preguntar: ¿Que diferencia hay entre el "autoanálisis" de los didactas postfreudianos y el "saber hacer con su síntoma" de los AE lacanianos? ¿No se trata de dos referencias donde alguien podría ya abordarse a si mismo?
Incluso, si se me permite también un poco de ironía, diría que me parece más "saludable" el autoanálisis que el "saber hacer con el síntoma": "autoanálisis", a pesar de su contrasentido, apuntaría aún al inconsciente, en cambio "saber hacer con el síntoma" (al igual que gran parte de las teorizaciones sobre el "goce") me suena mucho más cercano a la psicología del yo norteamericana.

(45) Sigmund Freud, "Psicoanálisis", Obras Completas, Ed. Amorrortu, Tomo XVIII, página 235

(46) Sigmund Freud, "Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico" , Obras Completas, Ed. Amorrortu, Tomo XII, página 115

(47) Sigmund Freud, Carta 71 a Fliess, Obras Completas, Ed. Amorrortu, Tomo I, páginas 307/8

(48) Melanie Klein, "El duelo y su relación con los estados maníacos-depresivos", Obras Completas, Ed. Paidos, Tomo II, página 280.
Este artículo fue leído originariamente en París, en 1938, durante el XV Congreso Internacional de Psicoanálisis. Fue luego revisado y ampliado en 1939 y publicado, finalmente, en "Contribution to Psycho-Analysis 1921-1945", en The Hogarth Press, 1948

(49) Melanie Klein, "El complejo de Edipo a la luz de las ansiedades tempranas " (1945), Obras Completas, Ed. Paidos, Tomo II, página 336

(50) Melanie Klein, "El duelo y su relación con los estados maníacos-depresivos", Obras Completas, Ed. Paidos, Tomo II, página, páginas 295/6

(51) Jacques Lacan, Le Séminaire, Tome VIII, Le transfert, Edition Seuil, mars 1991 (sesión del 8 de marzo de 1961), página 227 (traducción mía)

(52) Idem, página 222 (No busque ese esquema en la edición Seuil, ni tampoco en la edición castellana de Paidos: será en vano. Lo encontrará, en cambio, en "Le transfert dans tous ses errata")

(53) Idem, página 223: "Le paradoxe de la partie de bridge analytique, c’est cette abnégation qui fait que, contrairement à ce qui se passe dans une partie de bridge normale, l’analyste doit aider le sujet à trouver ce qu’il y a dans le jeu de son partenaire. Et pour mener ce jeu de qui perd gagne au bridge, l’ analyste, lui, ne doit pas avoir en principe à se complique la vie avec un partenaire. C’est pour cette raison qu’il est dit que le i(a) de l’analyste doit se comporter comme un mort. Cela veut dire que l’analyste doit toujours savoir ce qu ’il y a dans la donne".

(54) Idem, página 227

(55) Idem, página 235 (sesión del 15 de marzo de 1961)

(56) Idem, página 229

(57) Idem, página 230

(58) Jacques Lacan, El Seminario, Libro VIII La Transferencia, Editorial Paidos, Buenos Aires 2003, página 125

(59) Idem

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