Michel Sauval - Psicoanalista Seminario XIX "... o peor" de Jacques Lacan - Séminaire XIX "... oupire"

Sesión del 9 de febrero 1972
"Te demando que me rechaces lo que te ofrezco"

Notas de lectura y comentarios
La ubicación de las citas es indicada con número de página de la edición Paidós

yo te demando que me rechaces lo que te ofrezco porque no es eso

Esta frase es propuesta desde el comienzo de la sesión, incluso escrita en chino en el pizarrón , pero creo que será útil anticipar el contexto de los señalamientos del final de la sesión donde Lacan indica que “el discurso del analizante se funda” en esta proposición. Esta es la “demanda fundamental” que si el analista descuida, la vuelve cada vez más apremiante. Con “oferta”, el analista crea “demanda”, pero la demanda que él satisface es el “reconocimiento” de esto fundamental: “que lo que se demanda no es eso” (90) (negritas mías)

El problema, quizás, es lo que está en juego en ese “reconocimiento”.
En cierto sentido, siempre estamos dándole vueltas a cierto “no es eso”. Nunca es exactamente “eso”, pero si lo tomamos al nivel de lo que podría ser el “contenido” de la proposición, al nivel de si es “esto” o es aquello “otro”, lo cortamos del anudamiento que la proposición testimonia entre la demanda, el rechazo y la oferta. Ese anudamiento, justamente, será el modo en que Lacan introducirá, en esta sesión, por primera vez en su enseñanza, la topología del nudo Borromeo.

Retomando cierto hilo de la sesión anterior (en la charla en Sainte Anne) en cuanto a "la topología de la palabra", Lacan señala que la demanda no alcanza para constituir un discurso, pero “tiene la estructura funcional de este, que es la de ser un cuadrípodo” (89). Para representar esta demanda es esencial “una tétrada”, es indispensable un “cuaterno de letras”. Como veremos, a semejanza de la estructura de los discursos, donde el sentido solo proviene de otro discurso, en este nudo entre demanda, rechazo y oferta, “cada uno de ellos adquiere su sentido solamente a partir de los otros dos” (90). Este nudo nunca se sostiene solo de a dos, y esa es la raíz de lo tocante al objeto a.

Veamos entonces el análisis que hace Lacan de este tratamiento topológico.
Para ello vamos a saltear la primera parte, respecto a la cual podremos hacer algunos comentarios en otro momento, tanto sea en relación a lo que Lacan dice respecto a Jakobson y la conferencia que no pudo ser, o bien las anécdotas sobre la investigación científica, así como respecto a la escritura de la proposición inicial, en el pizarrón, en chino, cuestión respecto de la que no dirá nada en esta sesión.

Comenzamos con la "segunda parte" (siguiendo la puntuación que suele hacer JAM de las sesiones), cuando Lacan señala que, sin pretender enredarse en las clásicas divisiones en “partes” de los discursos, elegirá partir “del verbo” (83).
Con ello buscará destacar dos cuestiones importantes para su análisis: por un lado las relaciones binarias o ternarias de los verbos, y por el otro el estatuto de función de la proposición que tendrá siguiendo con la lógica de Frege.

La relación binaria o ternaria del verbo se anuda a la referencia gramatical. La valencia de un verbo incluye todos los argumentos que toma el verbo, incluyendo tanto al sujeto como a todos los complementos verbales.
La transitividad refiere a los complementos, es una relación de determinación semántica donde el verbo es el determinado y el complemento directo es el que orienta o determina la acción verbal.
Los verbos intransitivos, en cambio, son autosuficientes semánticamente, no necesitan de ninguna determinación o acotación, no necesitan llevar asociado ni objeto directo ni objeto indirecto.
Esta separación no es tajante, y en muchos idiomas los verbos típicamente intransitivos se pueden convertir en transitivos fácilmente.
Lacan subraya la transitividad, como característica más común, por la que los verbos requieren de dos participantes o argumentos, precisan de un sujeto que necesita “pasar” a otro objeto. De ahí que se hable de una relación “binaria”.

1 - Amo a ti

Si bien Lacan parte del ejemplo de golpear (“battre”), “el hombre golpea al perro” (“l’homme bat le chien”), el verbo que le interesa es “amar”, que tanto en francés como en castellano es claramente un verbo transitivo.
Trasladando los argumentos del ejemplo anterior, tendríamos entonces “el hombre ama al perro” (“l’homme aime le chien”).
Y aquí es donde se plantea un problema de traducción, de diferencias entre el castellano y el francés, que obstaculiza la comprensión o transparencia de la operación que Lacan desarrolla.

La diferencia radica en el uso de la preposición “a”.
En castellano, su uso es muy común para introducir un complemento directo de persona o de animal conocido.
En cambio, en francés, su uso es mucho más restringido, y en particular, no se utiliza para el verbo "amar", salvo para introducir otro verbo en infinitivo.
Por lo tanto, cuando recién tradujimos “l’homme aime le chien” por “el hombre ama al perro”, ya introdujimos la preposición “a” (en la contracción “al”: “a el”), cuestión que Lacan recién concreta en la continuación de su ejemplo, cuando propone “l’homme aime au chien”, que nos plantea el problema de como traducir esa incorrección gramatical.

Esta introducción, en francés, de la preposición “a”, podríamos decir que rompe la transitividad del verbo “amar”, lo vuelve “intransitivo”.
Es lo que Lacan subraya cuando cambia los argumentos del hombre y el perro, para referirse a la diferencia entre “aimer quelqu’un” y “aimer à quelqu’un”, “amar alguien” y “amar a alguien”.
Incluso se lamenta que en francés se tenga que decir “j’aime une femme”, “amo una mujer”, como se podría decir “je bat une femme”, “golpeo una mujer”.
A pesar de la incorrección gramatical, le resulta más congruente la opción “j’aime à une femme” (agregando la preposición “a”), “amo a una mujer”.

Esta “intransitividad” es, por ejemplo, lo que busca construir la feminista Luce Irigaray en el título de su texto “J’aime à toi” (1), traducido al castellano como “Amo a ti”, donde el agregado de la preposición desplaza el “te” de la expresión común (y “correcta”) “je t’aime”, “te amo”, a un “toi”, “ti” que ya no se ubica como complemento de objeto directo.

Lacan trae otro ejemplo con el “lapsus” que descubrió un día al darse cuenta de que escribía “tu ne sauras jamaís combien je t’ai aimé”, “nunca sabrás cuanto te amé”, donde el participio (2) “aimé” (“amé”), en tanto dirigido a una mujer, debía tener la feminización del agregado de una “e”, “aimée”, para que se adecue al objeto que adjetiva. Lacan interpreta que la ausencia de esa “e” final, “era justamente porque debía sentir ‘amo a ti’” (“je devais sentir ‘j’aime à toi’”) (83).

2 - El triángulo del mensaje

En suma, lo que Lacansubraya son los verbos en los que, a diferencia de la relación clásicamente binaria, se presenta una relación “ternaria”. El ejemplo sería “yo te doy algo”, donde tenemos el “yo”, el “tu” y el “algo”.
Esta distinción de la relación ternaria respecto de la binaria es “esencial”, pues cuando se esquematiza la “función de la palabra”, se señalan los términos del destinador (d) y el destinatario (D), indicándose que el destinatario debe tener el código para que eso funcione. Por lo tanto, la relación que pasa por la palabra “implica que se inscriba una función ternaria, a saber, que se distinga el mensaje como tal” (84).

El hecho de que se trata de una demanda merece ser señalado pues los elementos, como el “yo” y el “tu”, están especificados por el enunciado de la palabra.
Por lo tanto, en lo que se suele indicar vagamente como el “código“ hay más: la gramática “forma parte del código” (84).
El esquema del emisor, receptor y mensaje es menos completo que la gramática que, como indica Jakobson, “también forma parte de la significación” (84)

Si retomamos entonces la cuestión del estatuto del verbo, lo primero que subraya Lacan en: “te demando que me rechaces lo que te ofrezco porque no es eso” (“Je te demande de me refuser ce que je t’offre parce que ç’est pas ça”), es la presencia del “yo” y del “tu” como elementos de la relación ternaria.

Recordemos que en castellano, a diferencia del francés, la conjugación de estos verbos es diferente para cada persona, motivo por el cual la escritura pronombre correspondiente no es obligatoria.
El “yo” está implícito en “te demando” y “te ofrezco”, de la misma manera que el “tu” está implícito en el “me rechaces”.

3 - Cuaterno de letras

Para precisar el estatuto del verbo en esta proposición, Lacan retoma la crítica de Frege a la lógica clásica predicativa que se funda en sustantivos y predicados, según el modelo “P es S”.
Siguiendo la lógica de Frege, Lacan toma la proposición como función proposicional, haciendo del verbo una función.

Si comenzamos con el verbo “demandar”, tendremos la función F “yo te demando …” donde “yo”, “te” y la continuidad, expresada transitoriamente con estos puntos suspensivos, serían las variables, que escribiremos como “x”, “y” y “z

yo te demando …” - F ( x , y, z

El paréntesis queda abierto porque falta responder la pregunta ¿”qué es” lo que “yo te demando”?: que “rechaces”, que ocuparía el lugar de la tercera variable z, en el lugar de la cual tenemos otro verbo, es decir otra función “f”, y de nuevo las variables “x”, “y”, “w”:

yo te demandoque tú me rechaces” - F( x , y , f ( x , y, w

El paréntesis sigue otra vez abierto porque tenemos, nuevamente, en la posición de la variable “w”, la función ϕ “lo que yo te ofrezco”, con otra vez las variables “x” e “y”, tras la cual podemos cerrar los paréntesis:

yo te demandoque tú me rechaces lo que yo te ofrezco - F( x , y , f ( x , y, F ( x , y ) ) )

El paréntesis se completa con el “porque no es eso” que motiva toda la secuencia.

Lacan refiere el “no es eso” con la fórmula ascética con que Wittgenstein cierra su “Tractatus lógico-filosófico” (3) : “de lo que no se puede hablar, mejor es callarse”.
Es muy precisamente de “lo que no se puede hablar” de lo que se trata en lo que designa el “no es eso” que motiva una demanda como la de “rechazar lo que te ofrezco”.
De hecho, como comenté previamente, es en el “no es eso” en lo que estamos en cada instante de nuestra existencia ya que, a semejanza de lo que hace Kojève, no porque no se pueda hablar de eso observamos la regla de callarnos.

¿Cómo funciona ese “no es eso” con relación a nuestra proposición?
Lacan propone insertarlo en el enunciado (en lugar de cortarlo), ofreciendo como ordenamiento un primer esquema donde tenemos el “yo”, el “te”, la D de “yo te demando”, la R de “que me rechaces”, la O de “lo que yo te ofrezco”, y luego la E de “no es eso”, donde se produce una pérdida

En dicho esquema podemos ver como el “no es eso” va implicando un corte en cada nivel.
Comencemos con el primero: “si no es lo que yo te ofrezco, y si, porque no es eso, te demando que rechaces, lo que te ofrezco no es lo que tu rechazas, entonces no he de demandártelo” (86/7).
Para entender mejor esta cita ordenémosla de este modo:

• "si "no es" lo que "yo te ofrezco",
• si es porque "no es eso"
que "te demando que rechaces",……
• ….. lo que te ofrezco "no es" lo que tu rechazas,
entonces no he de demandártelo” (4)

El “no es eso”, que primeramente se producía como pérdida al nivel de la oferta (O), ahora se plantea como un corte al nivel del rechazo (R).

Con lo cual, prosiguiendo, “si no he de demandarte que lo rechaces, ¿por qué te lo demando?” (87), con lo que el corte también se produce en la demanda (D).

4 - Tétradas

Lacan propone un segundo “esquema más correcto”, con la distribución de los mismos puntos: el “yo”, el “te”, la “demanda”, el “rechazo” y la “oferta”, en el que se pueden distinguir dos tétradas:

• La primera tétrada es “yo te demando que rechaces”, conformada por los vértices “yo”, “te”, D y R.
• La segunda tétrada es “rechazar lo que yo te ofrezco”, conformada por los vértices “yo, “te”, R y O

A la izquierda reproduzco el esquema de las versiones Paidós y Seuil, donde, como se ve, faltan las aristas “yo-O” y “te-D”, necesarias para conformar dos tétradas.
A la derecha reproduzco el esquema de la estenotipia y Staferla, que incluye esas aristas.

A continuación reproduzco el esquema de Staferla marcando en rojo la primera tétrada y en azul la segunda, y en verde la distancia entre los polos de la demanda D y la oferta O donde Lacan señala que podríamos ubicar el “no es eso” (87)

Repito la construcción ubicando cada tétrada a los costados

Respecto de el “no es eso”, Lacan señala que “si aquí encontramos figurado el espacio que puede haber entre lo que he de demandarte y lo que puedo ofrecerte”, “es imposible sostener de igual modo la relación entre la demanda y el rechazar, y entre el rechazar y la oferta” (87)
El “rebote” indicado en la secuencia del primer esquema no es solo cómo el “no es eso” repercute en cada nivel sino como se lo puede quitar en el “lo que”, ya que “ofrecer” no es ni dar, ni un don, sino esperanza de devolución: “cuando yo ofrezco algo lo hago con la esperanza de que tú me devuelvas” (88), como lo hace valer la ceremonida del potlach en tanto desborda lo imposible que hay en el ofrecer, lo imposible de que sea un don.
Por eso, lo que “no es eso” quizás no es “lo que yo te ofrezco”, si no, más precisamente, “que te ofrezco” (88).

• “Si lo que te demando que rechaces es,
• no lo que yo te ofrezco,
• sino que yo te ofrezco,
• quitemos el ofrecer
” (88)
• “y veremos que la demanda y el rechazo pierden todo sentido pues ¿qué significa demandar rechazar?” (88).

Ocurre estrictamente lo mismo si de ese nudo que constituye “yo te demando que me rechaces lo que te ofrezco” retiramos cualquier de los otros verbos.
Si retiramos el “rechazo”, ¿Qué quiere decir la oferta de una demanda?

5 - Nudo Borromeo

Aquí surge la asociación de este anudamiento, que hasta entonces venía pensando con los recursos de su geometría de la tétrada con ciertos “nudos” que aparecen en el escudo de armas de las familias Borromeo.
Alguien que asistía a los cursos del matemático Georges-Théodule Guilbaud (5), y le muestra el escudo de armas de la familia Borromeo, en el cual, justo al lado del unicornio, debajo de las bandas diagonales, aparecen tres anillos entrelazados, regalo de Francesco Sforza como reconocimiento al apoyo que la familia Borromeo prestó en la defensa de Milán. Se piensa que los anillos representan a las familias Visconti, Sforza y Borromeo, que formaron una “unión inseparable” por medio de matrimonios: Filippo se casó con Francesca Visconti y, más tarde, su hija Giustina también se casaría con otro miembro de la familia Visconti

Lo que llama la atención de esos anillos, es la forma en que están anudados, y que ha dado lugar a la denominación de nudo Borromeo

La principal característica de estos anillos es que no están enlazados dos a dos.
Tal como están dispuestos, los tres anillos permanecen unidos, pero si cortamos uno sólo de ellos, el nudo se deshace y los tres anillos se separan.
Esta propiedad, en matemáticas, se conoce como brunniana, en honor al matemático alemán Hermann Brunn que fue el primero en hablar de ella, en un artículo de 1892 "Über Verkettung" (“Acerca de la concatenación”), que incluía ejemplos de dichos nudos.

Como señalamos, al sustraer uno de los anillos los otros dos se separan: “solo a causa del tercero se mantienen juntos” (89).
En ese nudo, cada uno de los verbos de nuestra proposición “adquiere su sentido solamente a partir de los otros dos”, es decir, a partir del anudamiento de los tres.
Ese nudo nunca se sostiene solo de a dos, y esa es la raíz en lo tocante al objeto a. El objeto a surge a partir de ese “nudo de sentido” (85).

La cuestión no es lo que ocurre con el “no es eso” que está en juego en cada uno de esos niveles verbales, sino darnos cuenta que es al desanudar cada uno de estos verbos de su nudo con los otros dos que podemos “encontrar lo tocante a ese efecto de sentido al que denomino objeto a” (88).

Lacan anticipa que el Borromeo es el nudo mínimo.
Podemos agregar otros nudos. Por ejemplo, abriendo la pregunta “porque no es eso”….¿que?... lo que deseo. En efecto, lo propio de la demanda es no poder situar lo tocante al objeto del deseo. Con ese deseo, “eso que te ofrezco, que no es lo que tú deseas, te demando que lo rechaces” (90).

Esta sería la concatenación para el discurso analítico.

Notas

(1) Luce Irigaray, “J’aime à toi”, Edition Grasset, “Amo a ti“, Ediciones de la Flor
« Qui es-tu, toi qui n'es, ne seras jamais moi ni mien ? Je t'écoute comme la révélation d'une vérité irréductible à moi. Tu m'as saluée, reconnue. Tu interroges tes limites. Je ne m'approche pas immédiatement de toi. Je ne te connaîtrai jamais de manière absolue. Je laisse de l'air, de l'espace, du mystère autour de nous. Eveillée à toi, recueillie, j'invente des paroles qui te touchent de leur souffle sans t'enlever à toi. Cet abord intransitif cherche aide auprès de l'univers, de la beauté, de la sagesse, de l'Histoire. En cette œuvre déjà, j'aime à toi. Puisse ce "à" garder l'intention entre nous encore et toujours vive, berceau de l'être que notre transcendance l'un à l'autre enfante »,
¿Quién eres, tú que no eres, nunca serás yo ni mía? Te escucho como la revelación de una verdad irreductible a mí. Me saludaste, me reconociste. Cuestionas tus límites. No me acerco a ti inmediatamente. Nunca te conoceré absolutamente. Dejo aire, espacio, misterio a nuestro alrededor. Despierta a ti, recogida, invento palabras que te tocan con su aliento sin quitarte a ti. Este abordaje intransitivo busca ayuda ante el universo, la belleza, la sabiduría, la Historia. En esta obra ya, amo a ti. Pueda este "a" mantener entre nosotras aún y siempre viva, cuna del ser que nuestra trascendencia recíproca engendra

(2) El participio es, en gramática, la forma no personal que el verbo toma para funcionar como adjetivo sin perder del todo su naturaleza verbal. Esta condición de participar de ambas naturalezas es la que da origen a su nombre.

(3) Ludwig Wittgenstein, “Tractatus Logico-Philosophicus”,
La proposición final es:“Wovon man nicht sprechen kann, darüber muß man schweigen”, “de lo que no se puede hablar, mejor es callarse”.

(4) En negritas incluyo lo descartado por la traducción de Paidós respecto de las versiones francesas de la estenotipia y Seuil (“si c’est pas ce que je t’offre, si c’est parce que « c’est pas ça » que je te demande de refuser, c’est pas ce que je t’offre que tu refuses, alors j’ai pas à te le demander”) ya que esa supresión obstaculiza más que lo que mejora el seguimiento de la secuencia.9

(5) Georges-Théodule Guilbaud, director de estudios en la “Ecole Pratique des Hautes Etudes”, con un programa sobre "Métodos Matemáticos de las Ciencias Sociales

 

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