Anorexia y psicoanálisis

La anorexia en la enseñanza de Lacan

Anorexia y "falta de objeto"
(sesión del 27 de febrero de 1957, seminario IV "La relación de objeto y las estructuras freudianas")

Comenzaremos entonces con dos párrafos de la sesión del 27 de febrero de 1957, titulada en la edición Seuil, "Le phallus et la mère inassouvie" (traducido en Paidos como "El falo y la madre insaciable")

En esta primera presentación en el seminario de Lacan, la anorexia aparecerá asociada a la oralidad y las dialécticas entre demanda y deseo y entre imaginario y simbólico.

En el anexo I se encontrará un resumen/comentario de los desarrollos de Lacan sobre la "falta de objeto" en este seminario IV sobre "La relación de objeto y las estructuras clínicas en Freud".

Pasemos entonces a los párrafos en cuestión. Comienzo por reproducirlos, tanto en francés (según la versión Seuil) como en español (mi traducción)

Páginas 184/5 de la versión de Seuil:

"Dès qu'il entre dans la dialectique de la frustration, l'objet réel n'est pas en lui-même indifférent, mais il n'a nullement besoin d'être spécifique. Même si ce n'est pas le sein de la mère, il ne perdra rien pour autant de la valeur de sa place dans la dialectique sexuelle, d'où il ressort l'érotisation de la zone orale. Ce n'est pas l'objet qui joue là-dedans le rôle essentiel, mais le fait que l' activité a pris une fonction érotisée sur le plan du désir, lequel s'ordonne dans l'ordre symbolique.

Je vous fais remarquer au passage que cela va si loin, qu'il est possible que, pour jouer le même rôle, il n'y ait pas du tout d'objet réel. Il s'agit en effet seulement de ce qui donne lieu a une satisfaction substitutive de la saturation symbolique. Cela peut seul expliquer la véritable fonction d'un symptôme comme celui de l'anorexie mentale. Je vous ai déjà dit que l'anorexie mentale n'est pas un ne pas manger, mais un ne rien manger. J'insiste -cela veut dire manger rien. Rien, c'est justement quelque chose qui existe sur le plan symbolique. Ce n'est pas un nicht essen, c'est un nichts essen. Ce point est indispensable pour comprendre la phénoménologie de l'anorexie mentale. Ce dont il s'agit dans le détail, c'est que l'enfant mange rien, ce qui est autre chose qu'une négation de l'activité. De cette absence savourée comme telle, il use vis-à-vis de ce qu'il a en face de lui, à savoir la mère dont il dépend. Grâce à ce rien, il la fait dépendre de lui. Si vous ne saisissez pas cela, vous ne pouvez rien comprendre, non seulement à l'anorexie mentale, mais encore à d'autres symptômes, et vous ferez les plus grandes fautes.

Je vous ai donc situé le moment de renversement qui nous introduit dans la dialectique symbolique de l'activité orale" (negritas MS, subrayados JAM)

Páginas 186/7

"Il y a, d'une part, l'expérience de la maîtrise, qui donnera à a la relation de l'enfant à son propre moi un élément de splitting essentiel, de distinction d'avec soi-même, qui demeurera jusqu'au bout. Il y a, d'autre part, la rencontre de la réalité du maître. Pour autant que la forme de maîtrise est donnée au sujet sous la forme d'une totalité à lui-même aliénée, mais étroitement liée à lui, c'est la jubilation, mais il en va autrement quand, une fois que cette forme lui a été donnée, il rencontre la réalité du maître. Ainsi le moment de son triomphe est-il aussi le truchement de sa défaite. Lorsqu'il se trouve en présence de cette totalité sous la forme du corps maternel, il doit constate qu'elle ne lui obéit pas. Lorsque la structure spéculaire réfléchie du stade du miroir entre en jeu, la toute-puissance maternelle n'est alors réfléchie qu'en position nettement dépressive, et c'est alors le sentiment d'impuissance de l'enfant.

C'est là que peut s'insérer ce à quoi je faisais allusion tout à l'heure quand je vous ai parlé de l'anorexie mentale. On pourrait aller un peu vite, et dire que le seul pouvoir que détient le sujet contre la toute-puissance, c'est de dire non au niveau de l'action, et introduire ici la dimension du négativisme, qui n'est pas sans rapport avec le moment que je vise. Je ferais néanmoins remarquer que l'expérience nous montre et non sans raison, que ce n'est pas au niveau de l'action et sous la forme du négativisme, que s'élabore la résistance à la toute-puissance dans la relation de dépendance, c'est au niveau de l'objet, qui nous est apparu sous le signe du rient. C'est au niveau de l'objet annulé en tant que symbolique, que l'enfant met en échec sa dépendance, et précisément en se nourrissant de rien. C'est là qu'il renverse sa relation de dépendance, se faisant, par ce moyen, maître de la toute-puissance avide de le faire vivre, lui qui dépend d'elle. Dès lors, c'est elle que dépend par son désir, c'est elle qui est à sa merci, à la merci des manifestations de son caprice, à la merci de sa toute-puissance à lui" (subrayado MS).

Traduzcamos. El primer párrafo:

En cuanto entra en la dialéctica de la frustración, el objeto real no es, en si mismo, indiferente, pero de ningún modo necesita ser específico. Aún si no es el seno de la madre, no perderá nada por ello del valor de su posición en la dialéctica sexual, de donde surge (ressort) la erotización de la zona oral. No es el objeto el que juega ahí un rol esencial, sino el hecho de que la actividad ha tomado una función erotizada sobre el plano del deseo, el cuál se ordena en el orden simbólico.

Les señalo al pasar que esto va tan lejos que es posible que, para jugar el mismo rol, no haya ningún objeto real. Se trata precisamente de lo que da lugar a una satisfacción sustitutiva de la saturación simbólica. Solo esto puede explicar la verdadera función de un síntoma como el de la anorexia mental. Ya les he dicho que la anorexia mental no es un no comer, sino un no comer nada. Insisto, esto quiere decir comer nada. Nada, es justamente algo que solo existe sobre el plano simbólico. No es un nicht esse, es un nichts essen. Este punto es indispensable para comprender la fenomenología de la anorexia mental. De lo que se trata en el detalle, es que el niño come nada, lo que es otra cosa que una negación de la actividad. De esta ausencia, saboreada como tal, él hace uso en relación a lo que tiene en frente, a saber, la madre de la que depende. Gracias a esta nada, la hace depender de él. Si no pescan esto, no podrán comprender nada, no solo de la anorexia mental, sino también de otros síntomas, y cometerán las mas grandes faltas/macanas.

Les he situado entonces el momento de inversión que nos introduce en la dialéctica simbólica de la actividad oral. (negritas MS, subrayado JL)

Segundo párrafo:

Hay, por una parte, la experiencia de la maestría/dominio, que dará a la relación del niño con su propio yo un elemento de spliting esencial, de distinción consigo mismo, que permanecerá hasta el final. Hay por otra parte, el encuentro con la realidad del amo. En tanto la forma del dominio está dada al sujeto bajo la forma de una totalidad alienada a él mismo, pero estrechamente ligada a él, es el jubileo. Pero será otro cantar cuando, una vez que esta forma le sea dada, encuentre la realidad del amo. Así, el momento de su triunfo es también el engaño (truchement) de su derrota. Cuando se encuentra en presencia de esta totalidad bajo la forma del cuerpo materno, el debe constatar que ella no le obedece. Cuando la estructura especular reflejada del estadio del espejo entre en juego, la toda potencia materna no es entonces reflejada mas que en posición netamente depresiva, y es entonces el sentimiento de impotencia en el niño.

Es ahí que puede insertar aquello a lo que aludía recién cuando les hablaba de la anorexia mental. Podríamos ir un poco rápido y decir que el único poder que detiene el sujeto contra la toda potencia es decir no al nivel de la acción e introducir aquí la dimensión del negativismo, que no es sin relación con el momento al que apunto. No obstante les hace notar que la experiencia nos muestra y no sin razón que no es al nivel de la acción y bajo la forma del negativismo que se elabora la resistencia a la toda potencia en la relación de dependencia, es al nivel del objeto, que se nos presenta bajo el signo de la nada. Es al nivel del objeto anulado, en tanto que simbólico, que el niño pone en jaque su dependencia y, precisamente, nutriéndose de nada. Es ahí que invierte su relación de dependencia, haciéndose, por esta vía, amo de la toda potencia ávida de hacerlo vivir, él, que depende de ella. Desde entonces, es ella que depende, por su deseo, es ella que está a su merced, a la merced de las manifestaciones de su capricho, a la merced de su toda potencia de él". (subrayado MS)

Lacan introduce la anorexia en relación al punto de inversión de la demanda, inversión necesaria para hacer jugar las dimensiones de la privación, primero, y de la castración, luego. Es decir, en relación a lo que sería una salida de la frustración y la estructuración del deseo.

La noción de frustración en la tradición analítica remite a las primeras edades y a la investigación de traumas, fijaciones e impresiones provenientes de experiencias preedípicas. Es asociada a un periodo de desarrollo donde la relación al objeto real está centrada en la imago primordial del pecho materno. Y a partir de aquí comienzan a ordenarse los estadios oral y anal, con sus subdivisiones fálica, sádica, etc.

En síntesis, como dice Lacan, "tenemos aquí toda la anatomía imaginaria del desarrollo del sujeto" 1.

El ordenamiento que hace Lacan de esta fenomenología en función de los tres registros (real, simbólico, imaginario) permite ubicar de otro modo la relación al objeto.

Primeramente, "el objeto no tiene instancia, no entra en función, sino en relación ( par rapport) a la falta" 2, la cual abre también la dimensión del agente, para el caso la madre, que de ese modo es otra cosa que "el objeto primitivo".

Esto es lo que le brinda al sujeto la posibilidad de articular "la relación real a una relación simbólica (...) El niño se sitúa entonces entre la noción de un agente que ya participa del orden de la simbolicidad, y el par de oposición presencia ausencia" 3.

El primer paso del viraje por el cual la relación primitiva al objeto real se abre a una relación mas compleja consiste en el pasaje de la frustración de goce a la frustración de amor (ver anexo I), es decir, la inversión por la cual el otro (la madre) deviene una potencia y el objeto deviene objeto de don: la madre ha devenido real y el objeto simbólico. "Es un momento decisivo, donde la madre pasa a la realidad a partir de una simbolización arcaica" 4. Y lo que importará de esto, serán "las carencias, las decepciones, que afecten (touchent) a la toda potencia materna" 5.

Este es el punto problemático donde Lacan introduce la anorexia, ya que la pregunta que se planteará es cómo se inscribe, entonces, "el reconocimiento de ese tercer término imaginario que es el falo para la madre, aún mas, la noción de que la madre carece de falo, que es ella misma deseante, no solamente de otra cosa que de él mismo, sino deseante a secas, es decir, alcanzada/afectada (atteinte) en su potencia, [esto] será para el sujeto lo mas decisivo" 6

Es en relación a este punto, de inversión de la toda potencia, a partir del cual puede surgir, del lado de la madre, la dimensión del deseo, y esto es lo que se juega en la anorexia.

La anorexia no consiste en un "no comer" 7: primera indicación clínica fundamental para la dirección de la cura de estos casos clínicos. La anorexia "come", y como dice Lacan, "saborea" lo que come. El punto que importa , entonces, es el estatuto de esa nada que la anoréxica come, el estatuto del objeto en juego.

La nada que pone en juego la anorexia convoca al registro simbólico y la dimensión del deseo, mas allá del aplastamiento imaginario de la relación dual con la madre, sobre cuya toda potencia se sostiene el yo del sujeto.

El objeto real no es, en si mismo indiferente, pero de ninguna manera necesita ser específico, y "esto va tan lejos que es posible que, para jugar el mismo rol, no haya ningún objeto real". Esa es la situación que ilustra la anorexia, y por eso Lacan la convoca en ese momento.

La función de esa nada, en este caso, es la de invertir la demanda: "gracias a esta nada, [el niño] hace depender a la madre, de él". "Es al nivel del objeto anulado, en tanto que simbólico, que el niño pone en jaque su dependencia y, precisamente, nutriéndose de nada. Es ahí que invierte su relación de dependencia, haciéndose, por esta vía, amo de la toda potencia ávida de hacerlo vivir, él, que depende de ella. Desde entonces, es ella que depende, por su deseo, es ella que está a su merced, a la merced de las manifestaciones de su capricho, a la merced de su toda potencia de él".

Es de este modo que entra en juego, del lado de la madre, para el niño, la dimensión del deseo.

La frustración "no es pensable sino como rechazo del don, en tanto que el don es símbolo de amor" 8 (subrayado MS) e "implica ya todo el ciclo del intercambio donde el sujeto se introduce tan primitivamente como quieran suponerlo" 9.

"No quiero decir que no haya en el niño, en ocasión de este juego [simbólico], una satisfacción acordada a lo que sería puro ritmo vital. Digo que toda satisfacción puesto en causa/juego en la frustración aparece sobre el fondo del carácter fundamentalmente decepcionante del orden simbólico. La satisfacción no es aquí mas que sustituto, compensación. El niño aplasta lo que tiene de decepcionante el juego simbólico, en la captura oral del objeto real de satisfacción, para la ocasión el seno. Lo que lo duerme en esta satisfacción es justamente su decepción, su frustración, el rechazo que, en la ocasión, ha experimentado (éprouvé)" 10.

Es por ello, y en estos términos, que a toda frustración simbólica puede suceder una regresión.

La diferencia entre la anoréxica y esta constitución (aparentemente "genética") del sujeto, radica en que, en su caso, ya se ha pasado por las tres faltas de objeto, es decir, por toda la estructuración edípica.

En consecuencia, la dimensión de la frustración aparece como una regresión que, como ya sabemos, no es orgánica (tampoco se trata de un detenimiento en la "evolución"), sino una regresión en los significantes de la demanda, regresión que ubica al sujeto en este punto, una vez mas, del franqueamiento del deseo de la madre. Franqueamiento que implica, inexorablemente, la función del falo y del padre.

De ahí que sea un error suponer que la anorexia se reduce a una relación dual con la madre.

Si el objeto en juego en la anorexia es esta nada, entonces lo que está en juego es toda la estructura del deseo, incluida su fantasmática edípica.

El punto de confusión sobre el que se empantanan todas las teorías de la relación de objeto radica siempre en que toda relación imaginaria es modelada sobre esta relación que es efectivamente fundamental: la relación madre-niño. Y lo problemático de esta relación es que es particularmente propicia para sugerir la idea de que se trata de una relación "real".

No debe perderse de vista "el carácter profundamente oral de la relación de objeto imaginaria. Una práctica que tome la relación dual por real no puede escapar a las leyes de lo imaginario, y el acabamiento (aboutissement) de esta relación de objeto es el fantasma de incorporación fálica" 11.

Todo intento de reducir este falicismo imaginario al nivel de la "realidad" solo puede conducir a impases insalvables. "Cuando se busca el origen de toda dialéctica analítica en ausencia de la trinidad de los términos simbólico, imaginario y real, no podemos, al fin de cuentas, mas que referirnos a lo real" 12.

Pero una madre y su bebé no sin ni un lactante ni una nutricia. Esa relación está dentro de algo previo y estructurante que es el lenguaje. La realidad es la eficiencia del lenguaje sobre las relaciones.

El reordenamiento en función de los tres registros, y la función del falo que de ahí se desprende es particularmente importante en la clínica, y lo abordaremos mas en detalle en la próxima clase, cuando abordemos la referencia siguiente a la anorexia, en este mismo seminario, en una relación que plantea Lacan con la angustia y la fobia del pequeño Hans.

Para terminar, un último comentario respecto de la expresión la "realidad del amo".

Es una expresión que Lacan solo utiliza aquí y en la sesión del 12 de noviembre de 1958, en el seminario VI "El deseo y su interpretación". Allí Lacan, comentando la moral según la concepción clásica de la filosofía, señala que: "La base de toda moral que ha sido expresada hasta el presente, hasta un cierto punto en la tradición filosófica, vuelve en suma a eso que podría llamarse la tradición hedonista, que consiste en hacer establecer una suerte de equivalencia entre esos dos términos, placer y objeto, en el sentido en que el objeto es el objeto natural de la libido, en el sentido en que está bien hecho, en fin de cuentas a admitir el placer en el rango de los bienes buscados por el sujeto, hasta incluso rechazar allí lo que con el mismo criterio tiene el rango de soberano bien".

Y mas adelante agrega: "las cosas son muy puras en Aristóteles. Es seguramente algo que no llega a realizar, esta identificación del placer y del bien, más que en el interior de eso que llamaría una ética del amo o alguna cosa en la que en el ideal halagüeño son los términos de la temperancia o de la intemperancia, es decir, algo que revele del dominio del sujeto en relación con sus propios hábitos.

Pero la inconsecuencia de esta teorización es totalmente evidente. Si releen esos pasajes célebres que conciernen precisamente al uso de los placeres, verán allí que nada entra en esta óptica moralizante que no sea del registro de este dominio de una moral de amo, de eso que el dominio puede disciplinar, puede disciplinar bastantes cosas, principalmente que resultan relativas a sus hábitos, es decir, al manejo y al uso de su yo (moi). Pero para lo que es el deseo, verán a qué punto Aristóteles mismo debe reconocer, es muy lúcido y muy consciente de que lo que resulta de esta teorización moral práctica y teórica, es que los deseos se presentan muy rápidamente más allá de cierto límite que es precisamente el límite del dominio y del yo (moi) en el dominio de lo que se llama señaladamente la bestialidad.

Los deseos están exiliados del campo propio del hombre, en el supuesto de que el hombre se identifica a la realidad del amo, en la ocasión es alguna cosa como las perversiones, y además tiene una concepción a este respecto singularmente moderna, del hecho de que algo en nuestro vocabulario podría traducirse bastante bien por el hecho de que el amo no podría ser juzgado en esto, lo que vendría casi a decir en nuestro vocabulario, no podría ser reconocido como responsable" (subrayado MS).

La "realidad del amo", por lo tanto, tiene poco que ver con lo que puede sugerir el término "realidad ", pues se trata de lo que escapa a toda idea de realidad o dominio, mas precisamente, lo que escapa "al manejo y al uso" del yo.

Lacan utiliza aquí esta expresión para asociar el estadio del espejo a la con la omnipotencia de la madre, omnipotencia que surge cuando la madre pasa del registro inicial simbólico de la frustración de goce, al registro real de la frustración de amor, por detentar el poder de otorgar, o no, el objeto.

Es nuevamente en este punto, que hace al mas allá del aparente capricho de la madre, es decir, el punto donde se abre la pregunta por el deseo, que Lacan introduce (en el segundo párrafo en cuestión) la anorexia.

Notas

1 Jacques Lacan, Séminaire IV "La relation d’objet et les structures freudiennes", Editions Seuil, página 62

2 Idem, página 66

3 Idem, página 66/7

4 Idem, página 69

5 Idem, página 69

6 Idem, página 71

7 Lacan insiste con eso, en el párrafo que estamos analizando, incluso tomando referencias del alemán: nicht es un adverbio de negación que significa no . En alemán hay dos "no": nein y nicht. Nein es a nicht como en francés "non" es a "ne", y nichts es u n pronombre indefinido que significa nada. Luego, "nicht essen" es "no comer", mientras que "nichts essen" es "no comer nada" (el famoso tema de la doble negación en español).

8 Jacques Lacan, Le Séminaire, Livre IV "La relation d’objet et les structures freudiennes", Ed. Seuil, página 181

9 Idem, página 182

10 Idem, página 183

11 Idem, página 28

12 Idem, página 29

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